sábado, 30 de agosto de 2014

"Porque soy japonesa."

Empezaré diciendo que soy una japonesa viviendo en España. "Hay muchas" diréis, pero justo donde vivo yo, somos muy poquitos. Mi grupo de amigos son una gente que le gusta mucho Japón, su cultura y demás. El caso es que hace poco un amigo reciente dijo una broma:

"Ella puede, es japonesa."

No me molestó, es más, me hizo gracia. Desde entonces suelo utilizar esa frase para cualquier tontería entre mis amigos. Ese no es el problema.
La cosa es que me hizo pensar. Pensar en lo que suponía ser una japonesa de dieciséis años que ha vivido en España durante más de diez. Comprenderéis que de japonesa tengo el pasaporte y poco más. Los japoneses solemos tener una fama de inteligentes, trabajadores y responsables. No es por ponerme flores, yo solo digo lo estereotipado. En base a eso, los profesores, los amigos, los padres y las madres de amigos, y demás gente, esperan mucho de mí. Pero realmente, ¿qué esperan? Ese siempre fue un gran dilema para mi. Siempre he intentado no decepcionar a nadie, o al menos al menor número de personas posible. No es fácil, nada fácil. De hecho, cometo más fallos que una persona común, me atrevería a decir. Han llegado a decirme "No pareces japonesa." con un tono entre desprecio y decepción. Y yo me pregunto, ¿en qué sentido? Quieren que sea algo que aún no he llegado a comprender muy bien qué es. Sinceramente no tengo ni idea de lo que esperan. No sé quién soy. A menudo mis amigos me dicen "haces demasiadas cosas". Tal vez sean muchas las actividades en las que participo pero aún me falta. Si tuviese más recursos me apuntaría a una, dos o incluso tres actividades más si el cuerpo me lo permite. Esto es otro gran problema. Quiero probar cosas, descubrir qué es eso que la gente tanto espera de mí, descubrir cuál es mi fuerte. Lo que me falta es tiempo, y empiezo a pensar que también cabeza. Al mismo tiempo que me encantan todas y cada una de las actividades a las que participo, las odio. Me cansan física y mentalmente, a veces llego a pensar que mi cuerpo no aguanta más, y mi mente tampoco. Ahora mismo estoy apuntada a seis actividades de las cuales tres de ellas son dos veces veces a la semana. Me canso y me quejo pero si lo dejo tengo la sensación de perder lo que soy, perder lo poco interesante que tiene mi existencia personal. Porque si no hago todo esto, ¿qué soy yo?
Realmente la sociedad es muy injusta. Esperan muchísimo de mi por tan solo el hecho de ser japonesa, cuando yo no tengo nada que ofrecer, y en cambio hay gente a la que se subestima solamente por el hecho de tener unas notas bajas o vivir en "tal" barrio, cuando tienen una mente maravillosa y llena de ideas y proyectos.

Las personas tienen una mala costumbre: La cabezonería. Eso crea un círculo vicioso en el que la persona de la que esperan magníficos resultados siempre acaba en desventaja, ya que esa persona cuando hace algo mal se la "desprecia" por decirlo de alguna manera, y simplemente por no responder correctamente a unas expectativas que ni siquiera te han propuesto, simplemente ha decidido que podrías conseguirlo. Por esa simple razón. En ese momento esa persona se decepciona de sí misma por no responder a las expectativas que supuestamente son las correctas, y se fuerza a conseguir más y más. Eso no es malo, siempre y cuando no lo hagas en ese tipo de situación de estrés.

Supongo que esto no lo leerá casi nadie, al fin y al cabo es algo para desahogarme. Pero si tú lo estás leyendo yo te recomiendo una cosa; NUNCA te desmorones por haber fallado en algo que no está predeterminado. Es distinto a faltar a una promesa. Cuando alguien te desprecie por no haber cumplido un objetivo que no te has marcado tú, (algo así como "me esperaba más de ti") ¡¡NO TE DEPRIMAS!! Esa persona no es nadie para decidir lo que eres o no eres capaz de hacer. Tú eres capaz de todo, pero no porque lo digan los demás, eso es algo que creo que siempre hay que tener en cuenta. Pero bueno, yo tampoco soy quién para decir nada, al fin y al cabo dicen que no des consejos que no puedas seguir.

Me ha servido de bastante desahogo. Muchísimas gracias a todas las personas que lean esto, y espero que este último consejo os sea de ayuda. Si sigo con el blog, tranquilo lector, no siempre será asi de triste ni deprimente.

Un saludo y muchísimas gracias por haberlo leído hasta el final.